El aviador argentino y héroe de guerra francés Vicente Almandos Almonacid realizó la primera travesía aérea nocturna de los Andes. En un biplano Spad XIII, motor hispano suiza de 220 hp. Parte de Los Tamarindos (Mendoza), sobrevuela las altas cumbres y efectúa un aterrizaje forzoso en la playa de Vergara, próxima a Viña del Mar (Chile); tras 2 horas 40 minutos de vuelo.
En el año 1920, el mundo se encontraba transitando un periodo de paz a pocos años de haber terminado la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Europa, en plena reconstrucción tras los estragos ocasionados por el enfrentamiento bélico y la gripe española que azotó a buena parte del viejo continente. Mientras tanto, Argentina con la presidencia de Hipólito Irigoyen jugó un rol fundamental a nivel económico al consolidarse como “el granero del mundo”.
En este contexto, el riojano Vicente Almandos Almonacid, ya gozaba de un prestigio y reconocimiento social, por su destacada participación como aviador para Francia en la Primera Guerra Mundial. En aquel año, Almonacid se casó con Dolores Güiraldes, una de las mujeres más populares de la época y hermana del reconocido escritor Ricardo Güiraldes.
A pesar de haber participado hace pocos años en una guerra mundial, Almonacid sintió dentro suyo el seguir buscando hazañas y hacer historia, esta vez, en los cielos argentinos. Para emprender aquella nueva misión inició una colecta, en la que participaron varios amigos, la finalidad de la misma consistía en conseguir los fondos necesarios para que Almonacid pueda adquirir un aeroplano y llevar adelante su nueva aventura.
Esta aventura significaba un hito en la historia de la aviación, la idea de Almonacid consistía en cruzar Los Andes en avión, aunque el cruce aéreo ya tenía algunos antecedentes como por ejemplo el teniente Antonio Parodi quien en ese mismo año los cruzó en un biplano SVA Ansaldi 220HP, nadie lo había hecho de noche, Vicente Almonacid buscaba realizar esta hazaña de noche, de esta forma marcaría un proeza para la aviación.
La noticia sobre la colecta impulsada por Vicente llegó a los oídos del embajador de Francia en Argentina quien rápidamente intercedió y se comunicó con el gobierno francés, las autoridades francesas actuaron al instante y cumplieron con el pedido, sostuvieron «los aviones franceses no se venden para el capitán Almonacid, se le regalan”. Así, Vicente Almonacid recibió como obsequio un biplano caza Spad VII de 220 HP.
La noticia sobre la colecta impulsada por Vicente llegó a los oídos del embajador de Francia en Argentina quien rápidamente intercedió y se comunicó con el gobierno francés, las autoridades francesas actuaron al instante y cumplieron con el pedido, sostuvieron «los aviones franceses no se venden para el capitán Almonacid, se le regalan”. Así, Vicente Almonacid recibió como obsequio un biplano caza Spad VII de 220 HP.
La historia señala que fue un 29 de marzo de 1920, la fecha en la que Almonacid, despegó desde su biplano hacia Chile. Su despegue se realizó a las 17:50 horas desde el aeródromo Los Tamarindos en Mendoza.
La oscuridad se fue apoderando poco a poco del paisaje de las inmensas montañas de la cordillera, Almonacid frente a la profunda oscuridad y la falta de tecnología de la época, confió en el instrumental de vuelo y su intuición para poder cruzar Los Andes.
Su nieto, Juan Ramón Vicente Almonacid, explicó hace algunos años la forma en la que hizo su abuelo para volar sobre la cordillera. «Mi abuelo decía que resultaba más fácil cruzar la cordillera de noche por el reflejo de los picos nevados que tomaba como referencia” explicó Juan Ramón y agregó que usó la misma referencia en el momento del aterrizaje ya que se guió por la espuma de las olas en las costas. Por medio de estas declaraciones se puede entender, lo que en aquel entonces era lo inexplicable e inentendible para comprender esta hazaña.
Fue la playa de Viña del Mar, Chile, quien lo vio aterrizar de manera accidental, se estima que el aterrizaje se dio alrededor de las 19:30hs, las crónicas relatan que el avión se destruyó por completo, desparramando por toda la playa sus partes, por suerte y a pesar de ese gran daño, Vicente Almandos Almonacid pudo salir sin grandes heridas, demostrando así que no solo tenía valentía para sortear sus obstáculos sino también una pizca de suerte que lo acompañaba siempre.
Solo bastaron un par de días de reposo en el país trasandino para rápidamente preparar su vuelta hacia la Argentina. Una vez llegado a su país, Vicente recibió todo tipo de agasajos y festejos por su histórico cruce de Los Andes, la prensa de aquella época reconoció a Vicente como “el cóndor riojano”, se realizó una fiesta en donde participaron las personalidades más ilustres del país, como Belisario Roldan y Joaquín Víctor González.
En esa misma fiesta, fue su comprovinciano, Joaquín V. González quien recitó un memorable discurso en agradecimiento hacia Almonacid, en donde destacó su valentía, actitud y su épica hazaña, además lo bautizó como el “Centinela de Los Andes”.
El Museo Nacional de Aeronáutica posee en custodia y como parte de su patrimonio, varios elementos pertenecientes a Vicente A. Almonacid, entre ellos un baúl con la iniciales de su propietario y que se exhibe en la "Sala Centenario".
-ARCHIVO MNA
- S.M. (R) WALTER MARCELO BENTANCOR